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'Hombre de Paz' desea invadir a los esquimales

En un sorprendente giro de eventos en la política internacional, el auto proclamado 'Hombre de Paz Mundial', el presidente Donald Trump ha revivido el interés estadounidense en Groenlandia, la extensa isla ártica que pertenece al Reino de Dinamarca.



Ya son dos las visitas por parte del Grupo Trump a la isla de Groenlandia desde que el mandatario asumió su puesto de presidente el pasado enero.


Según fuentes cercanas a la Casa Blanca, la administración Trump estaría considerando acciones para establecer una mayor presencia estadounidense en el territorio, citando razones de seguridad nacional.

"La posición estratégica de Groenlandia en el Ártico la convierte en un activo vital para la seguridad de América del Norte", habría declarado un funcionario de alto rango que pidió mantener el anonimato. "El creciente interés de potencias como Rusia y China en la región ártica hace que sea imperativo que Estados Unidos refuerce su presencia allí sea como sea, inclusive invandiendo la isla de Groenlandia"

El interés por Groenlandia no es nuevo en la política estadounidense. Ya en 2019, Trump había expresado su deseo de "comprar" la isla, una propuesta que fue rechazada categóricamente por el gobierno danés, que la calificó de "absurda". Sin embargo, la retórica actual parece haber escalado de simples intenciones comerciales a consideraciones más agresivas bajo el manto de la seguridad nacional.

Expertos en relaciones internacionales señalan que este renovado interés podría estar motivado por varios factores: los recursos naturales de Groenlandia, incluidos minerales raros y reservas de petróleo que se están volviendo más accesibles debido al deshielo; su posición estratégica entre América del Norte y Europa; y la creciente competencia geopolítica en el Ártico.

El gobierno danés y las autoridades groenlandesas han respondido con preocupación ante estas informaciones. "Groenlandia no está en venta y cualquier intento de socavar nuestra soberanía será rechazado firmemente", habría declarado un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores danés.

Este desarrollo se produce en un momento delicado para las relaciones transatlánticas, con tensiones ya existentes entre Estados Unidos y varios de sus aliados tradicionales. Analistas advierten que cualquier acción unilateral respecto a Groenlandia podría tener graves consecuencias diplomáticas y podría aislar aún más a Estados Unidos en el escenario internacional.

La comunidad internacional observa con atención estos acontecimientos, mientras que la población groenlandesa se encuentra dividida entre quienes ven oportunidades económicas en una mayor inversión estadounidense y quienes temen por la pérdida de su autonomía y su identidad cultural.



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